Conociendo la ciudad (libre)

Era mi primer día en la ciudad inglesa, asique decidí salir afuera, a investigar. Ya habría mas tiempo para la escuela.
Caminé hasta llegar a una de las calles con más movimiento, seguramente sería comercial o una calle llena de clubes y bares.
Al ver un gran cartel confirmé que se trataba de una calle comercial. Suspiré levemente. ¿Y yo buscaba la relajación?. Metí la mano en uno de los bolsillos, agarrando un cigarrillo y poniéndomelo en la boca. Después miré en el otro bolsillo, tomando el encendedor y acercándolo al cigarrillo, comenzando a fumar.

- Esto es vida...

Susurré, refiriéndome al tabaco.

Continué fumando hasta que escuche una voz femenina, preguntandome sobre cuál tienda era mejor. Miré a las dos tiendas a las que se refería. ¿Qué le diría?. Podía mentirle y decirle cualquier tienda o simplemente decirle la verdad. Me lo pensé unos segundos, aunque acabé por mirar a la chica.

- Lo siento, no soy de por aquí, acabo de llegar a la ciudad.

Tiré el cigarrillo, aunque enseguida saqué otro del paquete, encendiéndolo y comenzando a fumar.
Después pude escuchar la conversación de la chica, aunque sin enterarme de nada, estaba hablando en... ¿alemán?. Supuse que sería alemana.
Después estreché su mano, igual que ella. Mantuve la mirada en ella.

- Si quieres puedo ayudarte con la elección de la tienda ~

Suspiró levemente. Lo cierto es que estaba bastante aburrido y no estaría mal dar una vuelta o algo.

Arqueé una ceja levemente. Seguramente había llamado a su padre para pedirle más dinero. ¿Era una niña de papá?. Suspiré, aunque bueno, podría soportarlo.

- Por cierto, soy Sam.

Después me soltó de su mano, girándome hacia las tiendas. Una de ellas la conocía, era estadounidense, la había visto por Nueva York. De nuevo, me giré poniendo la vista en ella.

- Conozco esa tienda, es neoyorquina. Podrías entrar en esa primero.

¿Desco? Sonreí de lado tras su error. Después pude saber que ella se llama Eliel, no usaría apodos ni diminutivos. Era pronto para ello, ¿No?
La miré de nuevo al ver su enfado.

- ¿Te perdieron la maleta?

Acabé por suspirar, últimamente las compañías áreas no hacían más que cometer errores. Conseguí escuchar algo, seguramente en alemán. ¿Qué estaría diciendo?.
Se acercó junto a ella al escaparate.

- Pues... digamos que... mi padre quería deshacerse de mí enviándome lejos de los Estados Unidos -suspiré.- ¿Y tú, que haces por aquí?

Sonreí, ella había acertado por completo. Aunque no estar en Estados Unidos no era algo que me quitase el sueño. Quizás fue hasta buena idea y todo... Pensó. Después puse la mirada en la chica de nuevo.

- Así es. Me porte mal, muy mal.

Después escuche la pequeña historia de Eliel. ¿Un padre patriota?. Que horror. Pero, mi padre también lo era y bastante.

- ¿El título?. ¿eres de buena familia?

Sonreí. ¿Futura condesa, eh?. Su apellido me sonaba de algo, seguramente su familia y la de ella habrían coincidido en alguna reunión o en algún acto social. Suspiré levemente recordándolos, actos sociales a los que debía asistir por compromiso, para quedar bien y dar una imagen de familia unida.

- Vaya, que gran honor... -sonreí.- Yo provengo de una familia de políticos estadounidenses...

Cuando la miré pude ver su leve expresión de tristeza.

- Ser la futura condesa es bueno, ¿no?

Sonrió ante su comentario. De nuevo, había acertado plenamente. Un político es simplemente una imagen. Detrás de ello se escondía una persona totalmente distinta. Mentira y corrupción eran los mejores adjetivos para describirlos.
- Has acertado plenamente, no sabes la razón que tienes.
Sonreí levemente, después la escuché. Recordé que a veces cuando estaba en alguna ceremonia oficial con mi padre tenía que 'comportarme'. Volví la vista a Eliel.
- Bueno, pero eso es solo cuando te ven. Cuando no lo hacen puedes hacer lo que quieras.

Sonreí una vez más ante su comentario. Definitivamente parecía serlo.
Tomé una última calada al cigarrillo y acabé por tirar lo que quedaba del mismo. Después lo pisé. Y llevé una de mis manos a un bolsillo. Me apoyé en el cristal y miré a Eliel.
Parecía ser duro el protocolo en su familia.
- Bueno, seguro que acabas superándolo.

Ver sonreír de ese modo a Eliel me hizo sonreír a mi también.
¿Aburrirlo? En absoluto. Aunque fuese una conversación sobre padres, protocolos y todas esas tonterías era bastante agradable, además. ¿Acaso había un plan mejor?.
- Tranquila, no me aburres.
Dirigí una mirada al interior de la tienda. Y ahí estaba la dependienta, mirando con ojos de loca. Y, la comprendía. Al estar apoyado ahí estaba tapando sus 'preciosos' vestidos. Sonreí de lado y decidí ignorarla. No me quitaría de ahí.

Reí de nuevo. Quizás Eliel tenía razón, esa mujer estaba de los nervios. Sonreí de lado estaría bien molestarla un rato.
- Y eso que todavía no has visto nada...
Puse una leve sonrisa maléfica. Después, saqué mi paquete de cigarrillos y me encendí uno, metiéndomelo en la boca y encendiéndolo.
Miré una vez más a la mujer. Parecía haberse distraído un momento. Perfecto. Miré a Eliel una vez más y, después entre a la tienda, con el cigarrillo.
La mujer continuaba distraída, asique me dediqué a echar el humo de mi cigarrillo en sus 'preciosos' vestidos de cientos de libras. O quizás fueran miles.
Al oler el humo, la mujer acabó por mirarme, como una loca. Después pude escuchar una alarma de incendios. Mierda, ¿Había alarma de incendios?. Después comenzó a caer agua del techo. Para apagar el 'fuego'. Tal vez me había pasado un poco, ¿no?. Ahora tenía cientos de vestidos inútiles y empapados. Luego pude ver que ella se acercaba a mi, corriendo. Asique no pude hacer más que correr hacia la salida, agarrando a Eliel del brazo para que me acompañase. Corrí con ella hasta llegar a un callejón cercano, donde no nos vería.
- Genial, creo que me he pasado.

Pude escuchar que Eliel me decía algo, seguramente en alemán, asique no entendí absolutamente nada. Me apoyé sobre la pared. Tenía el corazón a mil por hora. Había sido mi primer subidón de adrenalina allí en Londres. Y había sido... alucinante. Lo único que pude dejar escapar fue un '¡Guau!'.
- Ha sido genial...
Después pude ver a Eliel, en efecto, tenía toda la sudadera empapada. Seguramente fuese lo único que tuviese. Chasqueé la lengua.
- Lo siento, no pretendía que esto llegase tan lejos. -Me excusé, llevando una mano a mi nuca.-

Maldición... Ahora me sentía culpable de que Eliel estuviese sin ropa. Suspiré levemente, mirandome a mi mismo. Recordé que llevaba la chaqueta y que la camisa de debajo seguramente no se habría mojado. Baje la cremallera y toqué la camisa. Estaba seca. Me quité la chaqueta y, después desabroché los botones de la camisa hasta que me la quité.
- Toma, te la dejaré.
Sonreí de lado, dándole la camisa. Esperaba que aceptase, al fin y al cabo no existía otra alternativa, ¿no?.
Acabé por sonreír nuevamente al ver qué Eliel se dejaba caer al suelo. Al parecer para ella también había sido una gran experiencia. Acabé por sentarme a su lado.
- Me parece que no podremos volver a esta calle en....¿años? -Reí levemente.-