Tomando el desayuno (libre)

Entre en la cafeteria como cualquier mañana. Aun estaba bostezando cada 5 minutos aunque mi apariencia estaba perfecta como siempre. Le pedi mi cafe a la señora que siempre estaba alli, y le pedi que esta vez lo hiciera bien, no como la ultima vez que habia estado demasiado puro. Cuando tuve mi cafe en mis manos camine hacia una mesa cualquiera y vi a un chico tomando su desayuno.
-Hola... raro. Puedo sentarme?
Pregunte con una sonrisa. No lo decia de malvada o algo asi... simplemente asi era mi personalidad, aveces no pensaba en si le hacia daño emocionalmente a otras personas.

Mi segundo día... que pesadilla. Hoy simplemente es que casi ni me había arreglado mucho, unos vaqueros, una camiseta negra de estas que te compras en los conciertos de rock, y unas botas, negras también, pero planas, el tacón no era lo mío. Aunque estuviéramos en el interior, me puse la capucha de la chaqueta tipo chándal y entré en la cafetería con las manos en los bolsillos. Le pedí un café con leche a la señora encargada del lugar y me senté en una de las mesas donde intentaría pasar desapercibida. Me quedé mirando la taza mientras removía el contenido con la cuchara una y otra vez. Que aburrimiento, pero al menos no tenía que escuchar a mi hermana al levantarme, o a mis padres protestando porque encendiera el portátil, era algo ilógico. Se enfadaban por todo.

Noté una mirada fija en mí, que era todo lo contrario a lo que quería conseguir. Me giré y vi a un chico que me miraba. Desde luego el era algo rarillo, pero no lo podían comparar conmigo, siempre decían que yo era el bicho en todas partes. No le presté atención y tomé un sorbo del café. No estaba delicioso, pero al menos me despertaba. Quizá más tarde me comprase una coca-cola, pero ahora no pegaba mucho que digamos.

Escuché pasos que se acercaban y cuando alzo la vista, me encuentro otra vez con ese chico, que quería sentarse a mi lado. Me encogí de hombros. Si le apetecía, allá él. Parecía nervioso. Si tan molesta era yo, que me echara. Ya me habían tratado así antes. Me volví a concentrar en el café, aunque no me apetecía bebérmelo.

-Hoy es el segundo maldito día de mi estancia en este jo**** lugar.- dije sin levantar la vista. Al menos era la segunda persona con la que entablaba una conversación. -¿Y tú?- mientras esperaba su respuesta, saqué el móvil y me conecté al msn para ver si alguno de mis amigos estaba conectado.

-Ya tengo portátil. Y el mío si va rápido- dije sin levantar la vista. Levanté la vista y vi que él la había bajado. Bueno, que haga lo que quiera. Tomé otro sorbo del café y apagué el msn. No había nadie conectado. Que rollazo total.

-Vine ayer, y ya me enseñó gran parte Michael Bosworth. Lo encontré en mi llegada.- dije encogiéndome de hombros. -Eres la segunda persona con una suerte pésima del lugar que habla conmigo. Reza para que no te contagies.- comenté. Seguramente no me habría entendido, pero me daba igual.

-Eso es porque aun no me han conocido, pero si hablan conmigo, te aseguro que te habré quitado el puesto.- dije mientras me terminaba el café y pude ver las miradas que otros alumnos nos lanzaban. Dijo lo del sitio que yo no había visto y fruncí el ceño. -¿Cuál?

-Como quieras.- dije encogiéndome de hombros. -Aun no empiezan las clases, así que hay tiempo.- me levanté y llevé la taza a la señora encargada de la cafetería. Tampoco es que tuviera que hacerlo todo por mí.