Travesuras extra-escolares (Libre TT.TT)

Me sentia...nerviosa.

Mis manos sudaban, el sonido de mi corazón palpitaba en mis oidos. Quizá tomar esta desición era estúpido y apresurado, pero después de mi charla con Anna Shane me habia decidido a hacer cierta travesura, aunque esta arruinara mi reputación por un tiempo. Lo valía.

Me meti en la oficina de Michael, estaba casi segura de que no estaba ahi.
Estaba de espaldas, haria esto rápido. Caminé de espaldas, mirando a la puerta. No queria que nadie arruinara mis planes.

Me acerqué al altavoz y lo prendí, haciendo que este hiciera un molesto sonido.

Armate de valor, Marie. Tu puedes. Decia mi mente a cada momento. Sabes que no es cierto, solo es por diversión. Continuaba.

-Hola a todos.-dije aclarandome la garganta.-Les habla Marie Alleine Forbes...lamento interrumpir sus clases, pero esta confesión me estaba matando. Soy bisexual.- terminé riendo y apagando rápidamente el altoparlante.

Ojalá nadie me hubiese visto entrar a la oficina...

Bueno.. por fin había regresado de mi "paseo" por la escuela, aunque mejor dicho era para revisar que todos estuvieran en sus clases y que no estuvieran desparramados por cualquier lado y sin hacer nada o al menos eso había dicho Rosalie, me indidaba que hacer y la mayoria del tiempo cuando hacerlo.

Pero..¿había hecho algo? No realmente, solo me había dedicado a pasear y a los que estuvieran afuera solo les decía que se metieran a sus salónes, ni si quiera me detenia a ver si lo hacían.
Me dirigía de nuevo a mi despacho, a mi encierro..personal, nada divertido a menos que me dispusiera a beber de las bebidas que se encontraban en el pequeño bar, pero no era nada bueno por que podía llegar a tomar demasiado.

Estaba a unos metros, no sabía cuantos con exactitud, tal vez unos..¿10 metros? Cuándo sin esperarlo alguien habló por el altavoz, alguien había saludado.. pero no sabía de quien se trataba en primera instancia ya que los únicos autorizados para hacerlo era Rosalie y yo.. y estaba seguro de que esa no era la voz de Rosalie. Todo se aclaró cuando ella dijo su nombre y pronto pude captar su tono y sonido de voz.

Pero..¿Qué rayos hacía Marie en mi despacho? Corrí lo que me faltaba para llegar y llegué en el justo momento en que había apagado el altavoz. Me quedé algo petrificado en la puerta, asimilando la información que acababa de oír y cerré la puerta de un golpe y cerrandola con seguro.

No articulé ni siquiera una palabra solo me dirigí a donde se encontraba el micrófono y me serciore de que estuviera completamente apagado, y así estaba. Una vez esto la ví directamente a los ojos, confundido y algo alterado, pero sin mostrarlo.

- ¿Qué? - dije en un pequeño grito, sabía que en tenía unos minutos antes de que alguien llegara - ¿Eres bisexual? - pregunté acercandome a ella. Parecía estar en shock y así estaba, lo más curioso era el por qué.

Reia por lo bajo. No podia creer que yo, Marie, habia hecho eso.
Si, quizá fue un reto que me puse a mi misma, pero vaya que lo habia disfrutado.

Me sentia...¿Traviesa? Algo así como cuando haces algo fuera de la rutina escolar y esas cosas.
Estaba que no cabia de felicidad, nunca crei que tendría esa valentia. Justo cuando mi momento se arruinó.

Michael llego corriendo. Practicamente azotó la puerta y le puso seguro a esta, luego checó el micrófono para ver si estaba apagado.

- ¿Qué? - dijo con un gritito desesperado, sabía que yo le daria las resuestas que él deseaba pero que no nos quedaba teimpo antes de que todos se volvieran locos. - ¿Eres bisexual? - preguntó acercandose. En ese momento no sabia que hacer, era...bueno. Jamás imaginé que el vendria, crei que el andaria en sus rondas de director o algouna actividad escolar.

Mordí mi labio con indiferencia, y aunque sabia que esto me doleria en un rato junté las fuerzas apenas necesarias para jugarle una broma.
Asentí dudosa, esperando su reacción con una sonrisa.

Si habia algo que me doleria es que él se molestara conmigo por esa tonteria que acababa de hacer, no me lo perdonaria jamás.
Pero ya que estaba cometiendo tonterias, sabia que nunca más me iba a atrever a algo así.

Mordió su labio con ciera indiferencia, mientras yo estaba cambiante en mi rostro, de una gran sorpresa y con los ojos casi abiertos por completo mi cara había cambiado a verla con los ojos entreccerrados.
Mi mente se debatia entre si aquello era una broma o no y si debía creerle, por que al fin y al cabo yo también había hecho bromas de ese tipo, pero al último solo me soltaba a carcajadas y su respuesta me desconcerto.

Había asentido con la cabeza unicamente y sin palabras lo que me llegó a desesperar, además no sonreí con diversión, sino que parecía tímida. Fruncí el seño y me alejé de ella unos pasos, para sentarme en la mesa.
La miraba con detenimientos, sin saber que decir o hacer, por lo que solo me pasé una mano por el cabello.

- ¿Esto es una broma cierto? - susurré, simplemente la idea no me entraba por la cabeza, ¡¿Marie bisexual?! ¡¡Vamos!! Una chica como ella no lo podía ser.. ¿o si?

Me arrepentí de lo que había dicho y negué con la cabeza, no quería que tuviera una idea erronea de lo que pensaba de los bisexuales, realmenteno me importaba demasiado, cada quien tenía sus preferencias y las respetaba.

- ¿Por qué diablos quisiste comunicarlo así? - pregunté - Y..¿cómo demonios entraste aquí? - alzé una ceja, esperando una respuesta

Decidí continuar con mi estúpida broma. Me lanzé a sus brazos, y con fingidos sollozos comenzé a hablar.

-Lo siento tanto Michael, te juro que no tuve otra opción. Aparte preferia que se enteraran ahorita a que me estuvieran preguntando cada que me vean con alguna chica.- mi mente se reia en exeso de lo que habia dicho.- Siento mucho esto...solo espero que me quieras aún así.- dije fingiendo tristeza.

Lo adoraba, si. Pero ya que se me daba la oportunidad la aprovecharia. No tardaria mucho en decirle la verdad.

Pero como si la vida se me fuera en ello, lo abrazé aún más ferte, obligandome a sacar una que otra lagrimita.

¡Eso iba por Mildred Dawson! Aquella niñata que me habia dicho que no sabia actuar...

Sin siquiera esperarlo ella se lanzó a mis brazos y parecía que en cualquier momento soltaría un mar de lágrimas por los sollozos que empezaban a salir de su boca. Por mi parte no hacía ningun esfuerzo por soltarme de su abrazo y apenas la abrazaba, no por algún prejuicio ni nada, pero estaba en un shock, aquello tenía que ser imposible, un sueño, una broma, lo que sea pero menos real.

Debía estar grabandome con un celular o cualquier cosa, por lo que volteé a mis lados, pero no ví nada. Podía sentir como su cuerpo se pegaba al mío pero no era yo quien lo hacía, sino ella quien cada vez me abrazaba más fuerte.

- ¿Y qué quieres que te diga Marie? - pregunté en un susurro, viendo la puerta, donde a se empezaban a oír los golpes que llamaban para que abrieramos.

Me quedé un poco más mirando la puerta, si no la abriamos seguro irian por la llave así que tenía que decidir si le decía a Marie que se retirara o decirle a Rosalie, quien era quien estaba afuera que ya me estaba encargando.

- Ya me estoy encarando Rosalie - dije un poco alto para que me escuchara, por lo que ella dejo de tocar la puerta y pude oír sus tacones alejandose.

- No soy quien para criticarte sobre tus..preferencias - le dije a Marie - Ya son tus decisiones

No podía más. Con una enorme sonrisa, mordí un poco su hombro, ese en el que estaba recargada.
Levanté mi vista, y empezé a reir a carcajada limpia, mientras me dejaba caer en su silla, claro la de él. Era demasiado cómoda.

Miré a su cara divertida, las lágrimas se me salian pero porque no aguantaba la risa.

-¡Lo siento Michael! Te juro que no tenia planeado esto.-dije entre risas y risas.

Al ver su cara de espanto y decepción, no pude evitar sonrojarme.

-¿No estás enojado, verdad?-dije mientras me acercaba lentamente. Ahora si estaba asustada.

Algo inesperado sucedio y fue su mordida en mi hombro, por lo que al principio la miré algo extrañado, ¿qué le estaba pasando ahora? Me separé levemente para tratar de mirar su rostro, pero ella se alejó por completo, riendo a carcajadas y tumbandose en mi silla.

Al fin y al cabo todo era un broma, pero tenía que aceptar que era una muy mala, me había dejado en completo shock y ahora yo parecía un estúpido, creyendole hasta ese momento y mientras ella reía mi cara demostraba varios sentimientos a la vez, incredulidad, espanto, decepción.

Ella empezó a acercarse y fruncí el seño ante su pregunta, no estaba enojado realmente, había aprendido a no enojarme por cualquier broma ya que al final yo también hacia bromas pesadas, solo que aún estaba en shock.

Tragué saliva y me pasé una mano por el cabello para contestarle por que no sabía que decir.

-Creo que.. Rosalie tomará manos en el asunto - dije y me encojí de hombros - Creo que ella estará más interesada en saber que demonios a pasado

Fue lo único que pude decir, sin alguna expresión en mi rostro o en mi forma de hablar. Sabía que después, asimilando ya mejor todo y en la privacidad de mi cuarto simplemente me soltaría a reír a más no poder

-¿Me entregarás a Rosalie?-pregunté incrédula.- Señor Bosworth…le juro que no era mi intención que se lo tomara de ese modo, solamente fue una bromita de nada…le juro que no se vuelve a repetir.-dije con una sonrisa traviesa.

Me acerqué por detrás de él y con delicadeza puse mi mano sobre su hombro.

-Ahora si es en serio Michael. Yo no quería que tú te enteraras. Asumí que andarías dando una de tus vueltas por los jardines y la mayoría de los alumnos están en los exteriores…-me excusé tontamente, pero en esta ocasión, muy apenada.- ¿Me perdonarias? Te daré lo que quieras, haré lo que quieras…pero no soportaría perderte. No quiero que Rosalie te regañe por mi culpa.-

Ahora que lo pensaba, había sido realmente estúpida. ¿Cómo no pensar en lo que dirían de Michael? Quizá mi reputación mejoraría en unos días, pero el tenia encima a los padres y todos ellos. Mordí mi labio con fuerza, esperando una respuesta de su parte.

Inconciente o concientemente me había dado la vuelta, dandole la espalda y su pregunta me sorprendió, no era que la fuera a entregar sino que no cabía una respuesta para Rosalie que dejara a Maria sin algún "cargo".
Si le decía que solo había sido una broma seguro me mandaría a ponerle un reporte e incluso días se supención y si le decía que lo que había hecho había sido un impulso por sus deseos de sarcarlo de una maldita vez seguro mandarian a traer a sus padres y era un tema que no quería ni tocar o seguro iría al psicólogo.

Pude sentir su mano en mi hombro, estaba a mis espaldas y me giré bruscamente.

- No sé por que crees que quiero delatarte Marie - dije frunciendo el ceño - Jamás lo haría

Me senté sobre mi mesa y sin pensarlo dos veces tiré las cosa que había ahí y me recosté sobre la mesa, tenía que encontrar una idea sobre que decirle a Rosalie.

- Tarde o temprano me hubiera enterado Marie.. y el problema no es ese, ni siquiera estoy enojado - confesé - Pero no sé que le voy a decir a Rosalie cuando salga de aquí

Esta situación me hacia sentir extraña. Estaba feliz por lo que me decia pero a la vez me sentía culpable.
Él se tiró las cosas que se encontraban en su escritorio y se rocostó sobre él.

-Perdón por no pensar en ti...- dije apenada mientras me acercaba a él. Cuando estuve frente a su escritorio, tomé su mano con delicadeza y empezé a juguetear con sus dedos. -Si quieres puedes reportarme o mandarme al salón de castigos, que más da. Si Rosalie no va a decirte nada a ti me doy por bien servida. - terminé.

Lo veia acostado allí, y no podia evitar verlo de pies a cabeza. No todos los días se me daba la oportunidad de verlo así. Inconcientemente me habia recargado en el escritorio, al mismo tiempo que cerré los ojos. Ya no sabia que hacer en esos momentos.

La escuchaba, pero mi cabeza estaba perdida en las escusas que le diria a Rosalie.. tal vez solo le diría que había hablado con ella y que todo se había solucionado, pero en el fondo sabía que no se conformaría con eso y que tal vez hasta irá a buscarla por lo que había hecho, esa mujer no se cansaba de castigar a medio mundo por cosa tan pequeñas y divertidas.

Desperté de mis ensoñaciones cuando sentí como jugaba con mis dedos y no hice nada por retirar mi mano de su tacto tan agradable para mí.
Miré que se había recargado en el escritorio y cerraba los ojos.
Me levanté pero solo para quedar sentado en el escritorio y quedar a su lado y empezar a dibujar cosas imaginarias con mi dedo en la palma de su mano.

- ¿Cómo crees que voy a hacer eso? - pregunté esbozando una sonrisa y dandole un pequeño beso en la mejilla - No te mandaría a el salón de castigos sin saber que yo voy a ser el que te va a castigar - dije, pero después me solté a carcajadas y de nuevo me recosté en el escritorio y con una mano en mi estómago.

El se levantó de su posición y se sentó al lado mio, mientras dibujaba imeginariamente sobre mi mano.

Contestó a mi pregunta, y poco después esbozó una sonrisa. Sonreí cuando sentí sus labios sobre mi mejilla.
Acto seguido, empezé a escuchar sus carcajadas y lo vi regresar a su posición anterior.

Lo miré divertida, y empezé a reir junto con él. Me alegraba demasiado ver su actitud de siempre.

-Ya sabes.-dije juguetona.- Tú puedes castigarme cuando y como quieras. terminé riendo.

La escuchaba reír conmigo y escuchar su sola respuesta no pude evitar romper en más carcajadas. Como quieras y cuando quieras había dicho lo que me hacía imaginarme muchas cosas.. oh si, era un pervertido y no tenía remedio y lo era más si me daban cuerda y ella lo estaba haciendo perfectamente.

Me levanté un poco hasta alcanzarla con mis brazos y jalarla hasta que estuviera conmigo y la obligue a acostarse ahí conmigo ya que el escritorio era algo grande. Pasé un hombro de forma que este le sirviera para recargar su cabeza en él y yo me puse de lado, con su cabello cerca de mi rostro, pudiendo así oler su aroma de cerca.

- ¿Qué quieres que le diga a Rosalie? - susurré viendo la pared - Sinceramente no sé que decirle

En cuanto terminé de hablar, me di cuenta de lo que mi comentario podía significar. Y el sonrojo volvió a mis mejillas.

Ambos habiamos roto en risas, pero sin darme cuenta el se habia levantado de su lugar y me habia jalado junto con él. Pasó su brazo por mis hombros para que yo me recargara en su bazo. Debia admitir que su escritorio era grande, pero aún así no pude evitar pasar uno de mis brazos por su torso, pegandome un poco a él.

-Puedes decirle que me castigaste.- respondí.- Que me has mandado a esa incómoda habitación de castigo, en la que a duras penas caben algunas cosas...eso para que yo pueda ensar en mis actos y arrepentirme.-terminé riendo.

Si, era una tonteria, pero no se me ocurria otra cosa que él pudiese hacer para castigarme sin que él se negara.
Sentía su respiración en mi cabeza, lo que me llevó a pegar mi cabeza a uno de sus hombros, aspirando ese olor que me volvia loca y que solo él dessprendía.

Su brazo rodeó mi torso y nuestros cuerpos se adhirieron casi automáticamente, se sentía realmente confortable, me hacía pensar en las veces que había estado así con una chica.. habían sido mucho las veces y no en esas situaciones precisamente, pero con ella el momento era agradable. Tenía que aceptarlo, la quería y más haya de la simple atracción, no sabía como todo había pasado tan rápido, quizá había sido que me había logrado impresionar desde el momento en que la había conocido.

Pegó su cabeza a mi homrbro y mis brazos la rodearon casi inconcientemente. Pensé un poco en lo que decía y aún no sabía si era lo correcto.

- ¿Eso es lo que quieres? - susurré - ¿No prefieres que le diga que solo hable contigo y ya todo esta solucionado? Si se pone a discutir conmigo todo quedara mejor si le pongo un alto y le digo que yo sabré como manejo los asuntos - dije y deposité un beso en su frente

- Haré lo que quieras y lo que sea mejor para tí - dije mientras aún disfrutaba de su compañia y de su esencia.

En esos momentos, la felicidad embargaba toda mi persona.

Cuando conocí a Michael, mi mundo se había vuelto alegre, pleno. Pero ahora que compartía con él mucho más que simples charlas, todo a mi alrededor se me hacia maravilloso.

Nuestros cuerpos juntos, prácticamente fundidos en uno. En medio de sus brazos me sentía protegida, querida.

En un principio, cuando lo vi por primera vez, lo único que sentía era que quería conocerlo, nada más atracción. Pero ahora solo tenía necesidad de él, de saber que él estaba a mi lado, conmigo.

Cerré mis ojos inconscientemente, al sentir que sus brazos me rodeaban.

Respiré profundo, aspirando su olor. Ya no era la misma de antes. Había dejado de ser esa en cuanto conocí a Michael.
Escuché lo que me dijo, para luego sonreír ante el beso que me dio en la frente.

-Yo estaré bien si tu lo estas Michael, tu eres el director después de todo.-dije con una sonrisa, enterrando mi cabeza en su hombro.

Había respirado profundo y en ese momento me preguntaba que estaría pensando en ese momento, era estúpido estarmelo preguntando, jamás me lo había preguntado, siempre había dicho que los demás podían pensar lo que quisieran y a mí no me importaría, con mi hermana Brook era casi lo mismo aunque a ella lograba sacarle la información con unas solas cuantas palabras.

Noté como se acomodaba mejor, enterrando su cabeza en mi hombro y no me moví, solo había estado buscando su comodidad y de nuevo me sorprendia como había cambiado tanto por ella, antes quizá solo me hubiera acomodado y ya, pero ahora buscaba que ella estuviera cómoda y bien, Maire había cambiado mi forma de ser, actuar y hasta de pensar.

Su respuesta era algo que me dejaba pensando más, así que decidí que lo mejor era mi propuesta, que lo había hablado con Marie y que todo se había solucionado y si Rosalie se ponía a alegar más cosas solo le pondría un alto.

- Tú lo has dicho, así que nos iremos por mi decisión - dije con una sonrisa divertida, el solo imaginarme enfrentandome a Rosalie se me hacía divertido - Después no te vayas a quejar - bromeé

Volví a aspirar su aroma. Me consideraba una adicta ya…Levanté mi vista hacia su cara, y se le miraba sereno, en paz. Sonreí, cada vez que lo veía era como mirar a un ídolo.

¿Qué es lo que pasaría por su mente? ¿Estaría incómodo con mi presencia ahí? Espantada, me separé un poco de su agarre, para pararme y acto seguido sentarme en una de las sillas. Mordí mi labio, pero para desgracia mía empezó a sangrar un poco. No le presté atención, regrese mi mirada sonriente al que había robado cada uno de mis suspiros.

Yo, al lado de él, me sentía como nunca. Estar en sus brazos era lo único que me hacia olvidar todo, los problemas, a veces hasta las felicidades. Solo lo recordaba a él y el momento que vivíamos. Pero yo no conocía claramente sus sentimientos, así que eso me llevaba a la silla.

-Y aunque sé que te divertiría…no hagas enojar a Rosalie, pobrecilla. Me tiene que aguantar cada que vengo a preguntar por ti.-dije con una enorme sonrisa. -Y tú...¿Crees que me quejaría de algo que tu has hecho? Nunca.-

Observé de reojo como ella me miraba, aún me quedaba en la cabeza esa duda de que estaría pensando, vayas preguntas que se me ocurrían hoy.
Antes de que pudiera decir o hacer algo noté como ella se separó de mi cuerpo, de mis manos lo que me sorprendió, no tanto que cuando se separó definitivamente e incluso se levantó, llendo a sentarse en mi silla.

Pensé que se iría en cualquier momento, que me dejaría ahí recostado sin decir una palabra más y lo que más me molestaba era no saber que había hecho mal.
Pero segundos después todo cambió, ella me volvió a mirar con su típica sonrisa.. definitivamente no entendia a las mujeres.

Me levanté poco a poco hasta quedar de nuevo sentado en mi escritorio, demasiado confundido, en cierto momento perdiendome en sus ojos color miel pero después en su labio inferior que en ese momento asomaba una delicada gota de sangre.

Me levanté de mi asiento y fui directo hacia ella, poniendo mis manos en los brazos de la silla y acorralandola entre la silla y mi cara.

- Tiene algo aquí.. - dije acercandome a sus labios y besando delicadamente su labio inferior, para después jalarlo delicadamente con mis dientes.

Mi cuerpo reacciono de forma casi violenta empujandome a pegar mi torso un poco más a ella.

Di un pequeño respiro a sentir sus labios sobre los míos. La confusión era lo único que inundaba mi mente, y desgraciadamente esa confusión se debía al hombre que estaba enfrente mío. Cada mínimo contacto que tenía con su persona me hacía cometer las cosas más tontas, habidas y por haber...
Me sorprendía el enorme poder que éste tenía sobre mí, las reacciones que provocaba en todo mi ser.

Con un ligero suspiro levanté mis brazos para llevarlos a sus hombros, a la vez que cerraba los ojos. Así era más fácil concentrarme, sin ver esos hermosos ojos azules que me volvían loca.

Era sorprendente cómo en tan poco tiempo todo había cambiado en mis sentimientos hacia él. Decidí que sería mejor no hacerme la tonta si de todos modos sabía dónde terminaría esto, por lo cuál comenzé a besar sus labios lentamente, sin importarme si Rosalie entraba en algún momento.

Hize un pequeño intento por levantarme de la silla, y cuando lo logré me di la vuelta para que Michael quedase en el lugar dónde yo había estado, y acto seguido hize algo de fuerza para que él tomase mi lugar en la silla. Definitivamente eso era más cómodo...

-No sabes cuanto extrañé esto.- susurré rápidamente, para volver a mi lugar favorito en el mundo. Sus labios.

Lo primero que mi lengua saboreo fue el sabor de su sangre, para después perderme en su esencia misma, inconcientemente podía perderme en un mar de sensaciones o incluso en su rostro, era algo que mi cuerpo solo lo permitia parecia que no tenía control sobre mí.

Cuando llevó sus manos a mis hombros solo pensé en que me rechazaría y que me alejaría de su rostro, lo respetaría si así lo quisiera ella pero de cierta forma estaría más confundido que nunca.

Pero no, de nuevo me equivocaba ella solo respondió de una forma que sinceramente me volvió loco, sus labios deslizandose lentamente sobre los míos, como una sábana de seda y al poco tiempo sentí como impulsaba su cuerpo para levantarse y no hice el mínimo esfuerzo por impedirselo, parecía un títere a su merced, ella dió la vuelta, yo lo hice y cuando aplico algo de fuerza para sentarme en donde momentos antes ella había estado simplemente lo hice.

Sus labios se separaron de los míos por un instante para susurran aquellas palabras por lo que yo solo extendí una sonrisa, divertido.
Hasta ese momento no había tenido más contacto con ella más que con sus labios pero mis manos automaticamente se dirigieron a su cintura, buscando mejor contacto con su cuerpo.

Mis labios hicieron lo mismo, intensificando el beso.

Los labios de ambos seguían moviendose en los del otro, incesantes.

Aún podía recordar el sabor de mi sangre en sus labios, y aunque tenía un sabor poco grato, de los labios de él me parecía la más exquisita de las cosas habidas y por haber.
La cercanía de nustros cuerpos era casi imposible de separar, pero aún así mi cuerpo exigía más de él, cosa que me hacía acercarme a él como si de mi aire se tratase.

Amaba la manera en que sólo él lograba esas actitudes en mi, esas que nunca antes había sentido, que ni siquiera había imaginado que existían. Eran sensaciones totalmente nuevas para mi, inexplicables pero exquisitas.

Moví mis manos hacía sus hombros, para luego bajarlas a su pecho y tomarlo de la camisa que él llevaba. Sinceramente, no quería que pensara de mi cosas equivocadas, como por el estilo de chicas que sólo buscan a alguien con quién bajar la calentura. Removí mis manos de su bien formado pecho para llevarlas hacia detrás de su nuca, aumentando de a poco la intensidad en que mis labios se movían encima de los de él.

Nunca me había dado cuenta del tiempo que era capaz de aguantar mi respiración, pero sinceramente prefería morir por falta de aire a dejar de besar esos labios que ya eran demasiado conocidos y amados por mi. Quizá todo había empezado como atracción o un juego, ero debía admitir que Michael se había convertido en mi necesidad primordial, más allá de lo que muchas personas creen.

Él era especial, con él me sentía plena, a gusto, en paz. Simplemente no podía pensar más que en el perfecto momento que estaba viviendo. Hacía tiempo, había escuchado una frase muy cierta. "Algunas personas buscan el momento perfecto. Otras sólo toman el momento y lo hacen perfecto." Y eso...nunca había sido tan real como en ese momento.